11/2/17


Desde que el arte es el alimento que nutre los mejores, el artista puede ejercer su talento intentando todas las fórmulas y todos los caprichos de su fantasía y todos los caminos de su charlatanismo intelectual. En el arte, el pueblo no encuentra consuelo ni exaltación, pero los refinados, los ricos, los ociosos, los destiladores de quintaesencias buscan en él la novedad, lo extraño, lo original, lo extravagante y lo escandaloso.

Yo mismo he contentado, desde el cubismo y mucho antes, a todos esos críticos, con todas las bromas que se me ocurrían y que ellos más admiraban cuanto menos las comprendían. A fuerza de ejercer todos esos juegos, esos rompecabezas y esos arabescos me he hecho célebre rápidamente. Y la celebridad significa para un pintor ventas, fortuna, riqueza. Yo soy ahora, además de célebre, rico. Pero cuando me quedo a solas conmigo mismo, no puedo considerarme un artista, en el gran sentido que esta palabra tiene. Grandes pintores fueron Giotto, Tiziano, Rembrandt y Goya; yo soy solamente un bromista, que ha comprendido su tiempo, y ha sacado lo que ha podido de la imbecilidad, la vanidad y la concupiscencia de sus contemporáneos

Carta de Pablo Ruiz Picasso a Giovanni Papini 
(publicada en La Croix, 1950)

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