1/10/16


[...] Muchos hacen de correo. Llevan mochilas llenas de hachís a Roma. [...] No reciben nada a cambio de estos viajes, pero al cabo de unas veinte expediciones les regalan la moto. Lo consideran una ganancia valiosa, casi inigualable, sin duda inalcanzable en cualquier otro trabajo que se pueda encontrar allí. Pero han transportado una mercancía con la que se puede obtener diez veces lo que vale la moto. No lo saben, y no alcanzan a imaginarlo. Si los paran en un control de carretera, los condenarán a pena por debajo de los diez años de prisión, y al no ser afiliados no tendrán los gastos legales pagados ni la asistencia familiar garantizada por los clanes. En la cabeza solo tienen el estruendo del tubo de escape y Roma como meta.

Gomorra [35/325]
(Roberto Saviano, 2006, DeBolsillo)


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