11/2/12


[...] y yo, pobre hija mía, ¿qué creéis que hago? Amaros, pensar en vos, enternecerme en todo momento más de lo que querría, ocuparme de vuestros asuntos, preocuparme de lo que pensáis; sentir vuestros fastidios y vuestras penas, querer sufrirlos en vuestro lugar, si ello fuera posible; despejar vuestro corazón, como despejaba vuestros aposentos de los importunos que veía que los llenaban; en una palabra, hijita, comprender intensamente qué es eso de amar a alguien más que a uno mismo: tal es mi estado.

Cartas a la hija [72/221] (Madame de Sévigné, 2007, El Aleph)


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