La igualdad tiene un efecto mucho más marcado que el PIB en el bienestar general de la sociedad. Y como demuestra un estudio del Harvard Adult Development, el mayor indicador del bienestar individual no es el ingreso o la clase, sino las relaciones sociales.
Las contracciones económicas pueden impactar negativamente sobre el bienestar si derivan en determinadas medidas de austeridad, pero no si conducen a cambios en el estilo de vida con efectos positivos en la dieta y en la salud, o si favorecen al acercamiento entre las personas.
El decrecimiento no es simplemente la contracción de las economías, es un proyecto para una vida significativa, en la que disfrutar de los placeres sencillos, compartir y relacionarse más con los demás, y trabajar menos; todo esto en sociedades más igualitarias. El decrecimiento podría incrementar el bienestar.